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Fuí a la costa esa mañana convertida en gorrión en busca de aquel muchacho que con su melodía me cautivo, estuve largo rato admirando el
inmenso mar y como las olas se mecían en un vaivén contra el coral,
pasaron las horas y mi corazón entristeció, no comprendía porque a la
cita mi príncipe soñador no llegó.
Luego volé hacia su ventana y con gran sigilo me asome, estaba
profundamente dormido se veía tan dulce como un bebe.
Le pregunte al océano si me concedía un deseo, le dije que si podía
convertirme en suave brisa para rozar su rostro y besar sus labios
rojos.
Y así fue!!! Deseo concedido,… me colé por la hendidura de la ventana,
llegué hasta su cama, lo veía y él no notaba que estaba a su lado su
eterna enamorada, le dì un beso y despertó, pero aunque él no me vio mi
nombre pronuncio, he ahí la magia de el amor ....
Al despertar el príncipe recordó que tenía una cita..... saltó de su
cama tomó una de sus camisetas blancas ...fue hacia la puerta y corrió a
la costa....llego al sitio y no encontró al gorrión, bajo la mirada y
se sintió apenado por no llegar a tiempo, luego cuando ya se marchaba
vio en la arena una nota con un listón azul, la tomo con sus manos la
abrió y la leyó… la nota decía
“Espérame, volveré cuando el sol se oculte espérame”…
El joven sonrió, su corazón pálpito impetuosamente en aquel instante,
corrió deprisa a su morada, esperaba ansioso que el tiempo pasara, que
la hora llegara para poder ver la avecilla que volaba por el mar.
Era un hermoso día el sol resplandecía, la aves cantaban con mucha
alegría mientras volaban cerca de la bahía, el viento soplaba
acariciando las hojas de los árboles suavemente, la flores dejaban notar
sus hermosos colores como el arco iris y desprendían sus aromas frescos
por todo el lugar.
Sebastián, estaba en el balcón de su habitación tomaba una taza de té
recostado en un sillón, escuchaba las melodías que producían en él tanta
emoción, al mismo tiempo leía un pequeño libro que guardaba en la
mesita de madera que estaba junto a su cama, pasaban los minutos y las
horas y aunque se distrajo un poco no podía sacar de su mente lo que
decía aquella nota, aun sostenía en sus manos el listón azul, tenía un
dulce aroma a lirios.
la tarde había llegado ya!
El sol se despedía ocultándose en el horizonte dejando notar hermosos
destellos rosa y carmín con hilos dorados que se desvanecían en el
infinito, donde el cielo y el mar se unen.
Él tomo su chaqueta y bajo a la bahía llego justo a tiempo para darle la
despedida al sol.
Se sentó en la arena, comenzaba su espera, el sol se hundió en el mar
llevándose con él su luz y todo se sumió en oscuridad, el viento gélido
comenzó a llegar y en el cielo un hermoso rio de estrellas comenzó a
titilar, una suave luz llena de magia lo rodeo, era la luz de la hermosa
perla de plata, la enamorada eterna del sol,
Las olas arropaban la orilla una y otra vez, la voz del mar le
estremecía puesto que aunque gotas de silencio caían, su alma percibía
esa hermosa melodía que atrajo a él pensamientos de su pasado que creía
olvidados, se sumergió por un momento en ellos dejando escapar una
lagrima que recorrió sus mejillas.
Estuvo largo rato y al mirar su reloj noto que ya era poco más de media
noche, pensó que ya no llegaría el gorrión, se levanto de la arena miró
hacia la luna y bajo la mirada, noto a lo lejos una silueta difusa, se
quedo mirando y sorprendido mira; era una hermosa mujer, sus pies
descalzos en la arena vestía un largo vestido azul ,de tul y de seda
ceñido a su cuerpo, una larga cabellera rubia que acariciaba el viento,
su piel era tan pálida como la luna y su mirada profunda y llena de
chispa como aquel cielo estrellado, no tuvo temor, al contrario quedo
hechizado, prendado por la belleza de aquella mujer.
Ella llego junto a él y le dijo: No me reconoces… la mirò fijamente... a
lo que él le respondió: No… ella le dice soy aquel gorrión que te
acompaña en tus mañanas solitarias con gran devoción, escucho tu música,
te miro atraves del cristal de tu ventana mientras duermes. Siempre
estoy presente sin que me notes cuando la soledad te invade.
El chico sintió una enorme paz, la dulce voz de aquella chica llenaba de
magia el lugar. Pero como es que te has convertido en doncella? , el
sol, la luna y el mar son testigos de el amor que te tengo y han
escuchado mis súplicas y me han concedido este deseo, de poder
transformarme en doncella de luna para acompañarte esta noche… seré como
un sueño, detendré el tiempo y haré de este momento eterno, pintaré
hermosos astros en el cielo y los destellos de las estrellas se
reflejaran en el mar se impregnaran en mi piel como escarcha y
purpurina.
Con una sonrisa en su rostro envolvió lentamente a la chica tomándola en
sus brazos, sentía el aroma de lirios el mismo que tenia listón azul se
sintió completamente feliz parecía que la conocía desde hacía ya mucho
tiempo. Sus corazones palpitaban ese instante era realmente un hermoso
sueño
Oye no se tu nombre dulce niña, ella sonrojada le responde
Mi nombre es celeste como el mar que contemplas cada día, como el cielo
libre donde vuelan las aves…
Se quedaron en silencio, solo se escuchaba la melodía que traía el
viento. Sebastián le pregunta: me concedes esta pieza ? la toma de sus
delicadas manos y comienzan a bailar, todo era mágico sus pupilas solo
veían aquella dulce doncella, se enamoro a primera vista, el alba se
acercaba y con el final del encuentro el hechizo terminaría justo cuando
el sol se asomara, el no la quería dejar ir, la tomo fuertemente entre
sus manos no quería perderla, ella le dice ya pronto debo marcharme te
prometo que volveré siempre te acompañaré.
Como sabré que eres tú?
Lo sabrás porque mi esencia ahora vivirá dentro de ti
Seré cada suspiro del viento
Cada gota de lluvia que al ser acariciada por la luz se convierte en un
hermoso arco iris
Cada rayo del sol que ilumina cada capullo que florece en tu jardín
En cada estrella que titila en el cielo oscurecido
Estaré presente en cada nota musical esa las que te hacen soñar.
En ese instante llego el amanecer, Sebastián acerco a celeste y le dio
un beso
Ella se transformo en miles de mariposa plateadas, y sobrevolaba el
inmenso mar, dejo en sus manos una estrella de coral
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